Desde que era bien pequeña, siempre recuerdo ir con mi cámara a todos los lugares que visitaba. Al final decidí convertir mi afición por la fotografía en mi profesión.

En el año 2000, después de acabar mis estudios de fotografía, empecé a trabajar como fotografo de bodas y hoy en día aún me dedico a ello. En el año 2011 decidí abrir mi propio estudio dedicado a la fotografía infantil y de familia. Pocos años más tarde descubrí la fotografía de recién nacidos, llamada newborn, y he de decir que me enamoró tanto que decidí especializarme en este tipo de fotografía haciendo varios cursos con grandes profesionales. Y como en mi profesión es muy importante estar bien formado, hoy en día sigo haciendo cursos tanto de fotografía infantil y de familia como de fotografía de boda con grandes profesionales.

Me gustan mucho las fotografías de estudio, pero en cuanto puedo me escapo a cualquier lugar a hacer fotografías de exterior ya que fuera del estudio los niños se sienten más libres y eso hace que pueda captar fotografías más espontáneas permitiéndome captar más emociones y sentimientos que en el estudio es más complicado.

Una de las cosas que más me gusta, es ver como las familias se emocionan al ver el trabajo realizado. En ese momento comprendo que son recuerdos para toda la vida, que aunque pase el tiempo, siempre quedarán inmortalizados y podrán trasladarse a ese momento tan especial de la infancia de sus hijos solo con ver las fotografías que yo un día les realicé. Por esa razón me encanta y me llena tanto mi profesión, porque los recuerdos siempre quedaran congelados en las imágenes que realizo.